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Roma, ciudad abierta (1945)

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Roma, ciudad abierta

Fecha de lanzamiento: 08 de octubre de 1945

Protagonistas: Aldo Fabrizi, Marcello Pagliero, Harry Feist

Directing: Roberto Rossellini

Géneros: Drama, Bélica

Duración: 100 min

Título original: Roma città aperta

País de Producción: Italia

Idioma original: Italiano (it)

Taquilla: $24,113

Roma, ciudad abierta: Un hito del neorrealismo italiano que marcó época

La película Roma, ciudad abierta (1945), dirigida por el maestro Roberto Rossellini, es una obra maestra del cine que no solo define el movimiento neorrealista italiano, sino que también captura la esencia de una época marcada por la resistencia, la lucha y la humanidad en su estado más puro. Este filme, rodado en las calles de una Roma devastada por la Segunda Guerra Mundial, es un testimonio fílmico que trasciende el tiempo y se convierte en un legado artístico y social.


El contexto histórico: Una ciudad en ruinas

Para entender la magnitud de Roma, ciudad abierta, es esencial sumergirse en el contexto en el que fue creada. La película se rodó en 1945, justo después de la liberación de Roma por las fuerzas aliadas. La ciudad estaba en ruinas, y sus habitantes luchaban por reconstruir sus vidas en medio de la escasez y el dolor. Rossellini, con recursos limitados y utilizando película virgen de contrabando, decidió contar una historia que reflejara la realidad de su tiempo.

El término «ciudad abierta» hace referencia a la designación que recibió Roma durante la guerra, lo que significaba que, en teoría, estaba libre de ataques militares. Sin embargo, la ocupación nazi y la resistencia partisana convirtieron la ciudad en un campo de batalla silencioso pero intenso. Rossellini captura esta dualidad: la aparente calma de una ciudad abierta y la tensión subterránea de una población que resiste.

La película no solo retrata la lucha contra los nazis, sino que también explora las divisiones internas dentro de la sociedad italiana. Los colaboracionistas, los partisanos, los civiles atrapados en el fuego cruzado y la Iglesia católica, representada por el personaje de Don Pietro, son parte de un mosaico complejo que Rossellini teje con maestría.


La trama: Humanidad en tiempos de guerra

La película sigue las vidas de varios personajes cuyos destinos se entrelazan en la Roma ocupada. El sacerdote Don Pietro (interpretado por Aldo Fabrizi) colabora con la resistencia, ayudando a los partisanos y protegiendo a los perseguidos. Por otro lado, Pina (Anna Magnani), una mujer embarazada y viuda, lucha por mantener a su familia mientras su prometido, Francesco, se une a la resistencia.

La trama se desarrolla con un ritmo que combina momentos de tensión dramática con escenas cotidianas que humanizan a los personajes. Rossellini no idealiza la resistencia; en cambio, muestra las contradicciones, los sacrificios y las tragedias que enfrentan quienes luchan por la libertad. La muerte de Pina, una de las escenas más icónicas del cine, es un golpe emocional que encapsula el horror de la guerra y la fragilidad de la vida.

El filme también aborda temas como la traición, la fe y la solidaridad. El personaje de Marina, una mujer que traiciona a sus compañeros por amor y comodidad, es un recordatorio de las decisiones difíciles que la guerra impone. Por otro lado, la figura de Don Pietro representa la esperanza y la resistencia moral, incluso frente a la tortura y la muerte.


El estilo neorrealista: Rompiendo con las convenciones

Roma, ciudad abierta es considerada una de las piedras angulares del neorrealismo italiano, un movimiento que buscaba retratar la realidad sin adornos. Rossellini utilizó locaciones reales, actores no profesionales (aunque también incluyó a figuras como Anna Magnani) y un guion que se nutría de las experiencias vividas durante la guerra.

La cámara de Rossellini no juzga; observa. Las escenas en las calles de Roma, con edificios destruidos y personas reales caminando al fondo, le dan al filme un aire documental. Este enfoque no solo aporta autenticidad, sino que también permite al espectador sentir que está siendo testigo de la historia, no de una ficción.

El uso de la luz natural, los diálogos espontáneos y la falta de efectos especiales contribuyen a crear una atmósfera cruda y realista. Rossellini no busca entretener; busca conmover y hacer reflexionar. Este estilo revolucionario influyó en generaciones de cineastas y sentó las bases para el cine moderno.


Curiosidades detrás de la cámara

El rodaje de Roma, ciudad abierta estuvo lleno de desafíos. Rossellini y su equipo trabajaron con un presupuesto extremadamente limitado, lo que los obligó a ser creativos. Por ejemplo, la falta de electricidad en muchas zonas de Roma hizo que algunas escenas se rodaran con luz natural, lo que contribuyó al realismo crudo que caracteriza al filme.

Otra curiosidad es que el guion fue escrito en colaboración con Federico Fellini, quien más tarde se convertiría en uno de los directores más influyentes del cine italiano. La película también marcó el debut cinematográfico de Marcello Mastroianni, aunque su papel fue tan pequeño que casi pasa desapercibido.

Además, Rossellini tuvo que enfrentarse a la censura y a la falta de apoyo de los estudios cinematográficos. Muchos creían que una película sobre la guerra no tendría éxito, pero Rossellini persistió, convencido de la importancia de contar esta historia.


Premios y reconocimientos

Roma, ciudad abierta no solo fue un éxito crítico, sino que también recibió numerosos premios y reconocimientos. En el Festival de Cannes de 1946, la película ganó el Grand Prix, el premio más importante del festival en ese momento. Este reconocimiento internacional ayudó a consolidar el neorrealismo italiano como un movimiento cinematográfico de gran relevancia.

Además, la película fue nominada al Oscar al mejor guion en 1947, lo que la convirtió en una de las primeras cintas extranjeras en ser consideradas por la Academia. Aunque no ganó, su nominación fue un hito que abrió las puertas a otras películas no angloparlantes en Hollywood.

En Italia, la película fue aclamada por la crítica y el público, y se convirtió en un símbolo de la resistencia y la reconstrucción del país después de la guerra. Su impacto fue tal que inspiró a otros directores, como Vittorio De Sica y Luchino Visconti, a explorar el neorrealismo en sus propias obras.


El legado de Roma, ciudad abierta

Más de siete décadas después de su estreno, Roma, ciudad abierta sigue siendo una obra de referencia en la historia del cine. Su influencia se puede ver en directores como Martin Scorsese, quien ha citado a Rossellini como una de sus mayores inspiraciones. La película también es estudiada en escuelas de cine por su innovador enfoque narrativo y técnico.

Pero más allá de su importancia cinematográfica, Roma, ciudad abierta es un recordatorio de la capacidad del arte para capturar la esencia de un momento histórico. Rossellini no solo hizo una película sobre la guerra; hizo una película sobre la humanidad, sobre la resistencia y sobre la esperanza en tiempos oscuros.

El filme también ha sido objeto de numerosos análisis y estudios académicos. Su representación de la resistencia, la colaboración y la moralidad en tiempos de guerra ha sido discutida desde múltiples perspectivas, lo que demuestra su riqueza temática y su relevancia continua.


Conclusión: Una obra imperdible

Roma, ciudad abierta es mucho más que una película; es un documento histórico, una obra de arte y un testimonio de la resiliencia humana. Su impacto en el cine y en la cultura es incalculable, y su mensaje sigue resonando en un mundo que, lamentablemente, aún enfrenta conflictos y luchas por la libertad.

Si buscas una película que te conmueva, te haga reflexionar y te transporte a un momento crucial de la historia, Roma, ciudad abierta es una elección obligatoria. Rossellini no solo nos dejó una película; nos dejó un espejo en el que podemos ver lo mejor y lo peor de la humanidad, y eso es lo que la convierte en una obra eterna.

La película no solo es un retrato de la guerra, sino también un canto a la esperanza y a la capacidad humana de resistir y sobrevivir. En un mundo donde el cine a menudo se centra en el entretenimiento superficial, Roma, ciudad abierta nos recuerda el poder del arte para iluminar las sombras de la historia y celebrar la luz de la humanidad.

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