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Onibaba (1964)

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🎬 Clásico
Póster de Onibaba

Onibaba

🎬 Año: 1964

⏱ Duración: 1h 43 min

🌍 País: Japón

🎥 Director: Kaneto Shindô

📖 Novela: Ninguna

🎭 Género: Terror

💰 Presupuesto: Desconocido

💵 Taquilla: $689

Onibaba: El horror primitivo de la desesperación y el deseo


Introducción: Cuando el miedo se esconde en los pantanos

Algunas películas no necesitan fantasmas ni criaturas sobrenaturales para provocar terror. Onibaba (1964), del director Kaneto Shindô, es una de esas rarezas cinematográficas que sumergen al espectador en un horror más primitivo y real: el miedo a la supervivencia, la traición y la locura que acecha en la oscuridad. Con una atmósfera sofocante, un blanco y negro hipnótico y una historia tan cruda como poética, esta obra maestra del cine japonés sigue siendo una experiencia perturbadora y fascinante.


La historia: Mujeres en guerra con el mundo

Ambientada en el Japón del siglo XIV, en medio de interminables guerras civiles, Onibaba nos presenta a dos mujeres sin nombre: una madre y su nuera, quienes sobreviven cazando y asesinando samuráis extraviados en los pantanos, despojándolos de su armadura para luego venderla. La vida en este paraje inhóspito es brutal y monótona, hasta que un hombre regresa del campo de batalla y despierta un deseo prohibido en la joven nuera, desencadenando celos, obsesión y la llegada de una presencia demoníaca que cambiará sus vidas para siempre.

Lo que comienza como un drama de supervivencia se convierte en un relato de terror psicológico y simbolismo desbordante. En el centro de la historia está la lucha entre el deseo y la culpa, entre la carne y la condena. A medida que los personajes se sumergen en sus propios instintos, la película nos arrastra con ellos hacia un abismo de locura y desesperación.


La atmósfera: El pantano como un infierno personal

El verdadero protagonista de Onibaba es su atmósfera. El campo de juncos donde se desarrolla la historia es un laberinto sin salida, un lugar que oculta secretos y donde la muerte acecha en cada sombra. La forma en que Kaneto Shindô filma este paisaje es hipnótica: el viento agita los altos juncos como si fueran olas de un océano amenazante, la noche se convierte en un velo de peligro y el sonido del agua estancada crea un ambiente de inquietud constante.

Los encuadres cerrados y los contrastes de luz y sombra no solo refuerzan la sensación de encierro, sino que también juegan con la idea de lo que está oculto a simple vista. No hay refugio en este mundo, solo la lucha por seguir con vida.


El simbolismo de la máscara: Más allá del terror

Uno de los elementos más icónicos de Onibaba es la aterradora máscara de demonio (Hannya) que juega un papel central en la trama. Su significado va más allá del simple horror visual: representa el peso de la culpa, el castigo por los deseos carnales y la inevitable caída en la locura. La forma en que esta máscara se convierte en una maldición y en un reflejo del propio rostro de la protagonista es uno de los momentos más impactantes del cine japonés.

La transformación física que se da en la historia no es solo un castigo sobrenatural, sino una metáfora de cómo el miedo y la represión pueden deformar el alma humana. En ese sentido, Onibaba no solo es un relato de terror, sino una tragedia sobre la pérdida de la humanidad en tiempos de desesperación.


La influencia de Onibaba en el cine de terror

Aunque no es un filme de terror en el sentido convencional, Onibaba ha dejado una marca indeleble en el género. Su estética, su exploración de la psique humana y su atmósfera sofocante han influenciado a directores como Guillermo del Toro, David Lynch y Park Chan-wook. Muchas de las imágenes de la película, en especial la máscara iluminada en la oscuridad, han sido replicadas en múltiples formas a lo largo de la historia del cine.

Más allá del terror japonés, Onibaba también se alinea con clásicos del expresionismo alemán y del neorrealismo, creando una combinación única de horror visual y realismo brutal. Es una de esas películas que no solo se ven, sino que se sienten, que se incrustan en la memoria y regresan en pesadillas silenciosas.


Conclusión: Un descenso a los instintos más oscuros

Pocas películas logran capturar la sensación de miedo primitivo como lo hace Onibaba. No es solo la historia de dos mujeres atrapadas en un mundo cruel, sino una exploración profunda del deseo, la culpa y la monstruosidad que habita dentro de cada ser humano. Con su estética inquietante, su narrativa desgarradora y su simbolismo poderoso, sigue siendo una obra maestra del cine de terror psicológico.

Ver Onibaba es sumergirse en un mundo donde la supervivencia es la única moral posible, donde la oscuridad de la noche y del alma son indistinguibles. Es una película que no se limita a contar una historia, sino que se apodera del espectador, lo arrastra por el pantano y lo deja con una sensación de desasosiego que perdura mucho después de que la pantalla se oscurezca.

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