Donde Ver en Streaming

La matanza de Texas (1974)

0 views
0%
Vota
🎬 Clásico
🎭 Independiente
🎞️ De culto
Póster de The Texas Chainsaw Massacre

The Texas Chainsaw Massacre

🎬 Año: 1974

⏱ Duración: 1h 23 min

🌍 País: Estados Unidos

🎥 Director: Tobe Hooper

📖 Novela: Ninguna

🎭 Género: Terror

💰 Presupuesto: $140.000

💵 Taquilla: $30.920.518

La matanza de Texas (1974): El grito sucio que cambió el cine de terror para siempre


Cuando el horror no se ve: se respira

Hay películas que no envejecen: fermentan. Se pudren, se oscurecen, se vuelven más densas. La matanza de Texas no ha perdido fuerza desde su estreno en 1974. Al contrario, con el paso del tiempo, su textura granulada, su violencia incómoda y su atmósfera enfermiza la han convertido en una de las experiencias más viscerales que puede ofrecer el cine de terror. No es solo el retrato de una matanza: es una inmersión sensorial en el caos, en lo grotesco, en la brutalidad sin artificios. Tobe Hooper, su director, no necesitó litros de sangre ni monstruos sobrenaturales. Solo hizo falta una casa, el calor insoportable del sur de EE.UU. y una familia rota por dentro. El resultado: una pesadilla que se incrusta en la piel.


Argumento: la carretera al infierno está asfaltada de casualidades

Cinco jóvenes viajan por Texas en una furgoneta para visitar la tumba del abuelo de dos de ellos, luego de que se reportaran saqueos en el cementerio. En el camino recogen a un autoestopista extraño, incómodo desde el primer segundo. Tras un encuentro tenso y violento, lo dejan atrás… pero algo ya está roto.

Al quedarse sin gasolina, los jóvenes llegan a una casa aparentemente abandonada. Lo que no saben es que esa vivienda es el hogar de una familia caníbal liderada por un carnicero silencioso: Leatherface, un hombre corpulento, con una máscara hecha de piel humana y un manejo nada sutil de la motosierra. A partir de ahí, la película se transforma en una cacería despiadada, un descenso a la locura donde la única lógica es la supervivencia.


Tobe Hooper: el arquitecto del horror sin concesiones

Lo que Hooper logró con un presupuesto bajísimo (alrededor de $140,000) es casi milagroso. Con una cámara que parece estar llena de polvo, calor y desesperación, logró que cada plano huela a óxido y carne en descomposición. La matanza de Texas se siente sucia, y eso es parte de su impacto: no hay glamour, no hay descanso.

A diferencia de otros directores que juegan con el terror, Hooper lo encierra en una habitación sin ventanas. No hay escape posible. Su decisión de sugerir más de lo que muestra es clave: aunque la película fue considerada extremadamente violenta en su época, si uno la ve con atención notará que la sangre explícita es mínima. El horror está en el sonido, en los gritos interminables, en la textura de la carne, en la tensión insoportable. Es una película que grita… y tú gritas con ella.


Leatherface: el monstruo sin voz, pero con historia

Interpretado por Gunnar Hansen, Leatherface es uno de los villanos más icónicos del cine de terror. Y lo es porque no se comporta como un asesino clásico. No habla. No explica sus motivos. No tiene una personalidad definida. En muchos sentidos, parece una víctima de su propio entorno: una marioneta deformada por su familia.

Hansen, según sus propias palabras, interpretó a Leatherface como alguien con una discapacidad mental severa, que actúa por miedo y obediencia. Y eso lo hace aún más aterrador: no hay lógica en sus acciones, solo un instinto salvaje condicionado por un entorno familiar enfermizo. Su presencia física impone, pero su silencio es lo que te hiela.


Marilyn Burns: el rostro de la angustia

Si hay una actuación que encapsula lo que significa estar atrapado en una pesadilla, es la de Marilyn Burns como Sally Hardesty. Su evolución es brutal: de joven despreocupada a sobreviviente en estado de shock, su rostro desencajado, lleno de sudor, tierra y miedo, se convirtió en una imagen icónica del cine de terror.

El clímax, con esa cena macabra alrededor de una mesa grotesca, es probablemente uno de los momentos más delirantes e insoportables del género. No por lo gráfico, sino por lo que provoca en los nervios: risa nerviosa, náuseas, ansiedad. Y el grito de Sally al final, liberador pero histérico, es más poderoso que cualquier balazo o explosión.


Curiosidades detrás del mito

  • Aunque muchos creían que estaba basada en hechos reales, La matanza de Texas solo toma elementos del asesino Ed Gein (también inspiración para Psicosis y El silencio de los corderos).
  • El calor durante el rodaje superaba los 40 grados. Los actores y el equipo sufrieron intoxicaciones, desmayos y heridas reales.
  • La película fue prohibida o censurada en varios países durante años, incluyendo Alemania, Reino Unido y Australia.
  • Gunnar Hansen solo tuvo un traje para todo el rodaje. Nunca se lavó. El hedor era insoportable.
  • La mítica escena de la cena fue filmada en más de 27 horas seguidas. Muchos actores terminaron con ataques de ansiedad reales.

Un legado sangriento y duradero

La matanza de Texas no solo marcó un antes y un después en el cine de terror, sino que dio origen a un subgénero: el slasher, ese tipo de historia donde un asesino brutal caza jóvenes uno por uno. Sin Leatherface, no habría Jason, Freddy, ni Michael Myers. Pero, a diferencia de ellos, Leatherface no tiene reglas. Es caótico, impredecible, sin un objetivo claro más allá del impulso.

La película ha tenido múltiples secuelas, reboots y homenajes, pero ninguno ha logrado replicar esa sensación primaria, casi documental, de la original. Porque La matanza de Texas no es solo una película: es una experiencia. Y como toda experiencia traumática, se queda contigo.


El verdadero terror está en lo humano

Lo más perturbador de La matanza de Texas no es la violencia, sino la idea de que esa violencia puede habitar en cualquier parte. En una carretera solitaria. En una casa en ruinas. En una familia que, sin razón aparente, ha decidido devorarte. El mal no necesita explicación. Solo necesita espacio para crecer.

Y eso es lo que hace que esta película aún duela. Porque nos recuerda que hay horrores que no vienen de lo sobrenatural, sino de la tierra misma. De la carne. Del silencio que precede a una motosierra.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *