
La Cité des enfants perdus
🎬 Año: 1995
⏱ Duración: 1h 53 min
🌍 País: Francia
🎥 Director: Jean-Pierre Jeunet, Marc Caro
📖 Novela: Ninguna
🎭 Género: Aventura, Ciencia Ficción, Fantasía
💰 Presupuesto: $18,000,000
💵 Taquilla: $1,738,611
La ciudad de los niños perdidos: Un oscuro cuento de hadas steampunk
Un universo de ensueño y pesadilla
Estrenada en 1995 y dirigida por Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro, La ciudad de los niños perdidos es un viaje a un mundo que parece sacado de un sueño febril. Con su estética oscura y steampunk, esta película francesa fusiona la fantasía con la ciencia ficción de una manera tan única que es difícil de comparar con cualquier otra obra. Con una narrativa que parece sacada de un cuento gótico y un diseño visual impresionante, esta película se ha convertido en una obra de culto dentro del cine fantástico.
Una historia de secuestros y sueños robados
La película nos transporta a una ciudad portuaria cubierta por una niebla perpetua y gobernada por una extraña figura llamada Krank (Daniel Emilfork), un científico que envejece prematuramente porque es incapaz de soñar. Desesperado, secuestra niños con la esperanza de robar sus sueños y así retrasar su propia decadencia. Su oscura misión es ejecutada por una serie de seres inquietantes: los Cíclopes, un grupo de cíborgs tuertos que sirven como sus secuaces, y una legión de clones (todos interpretados por Dominique Pinon), cada uno más extraño que el anterior.
Cuando el pequeño Denree es raptado, su hermano adoptivo, One (Ron Perlman), un forzudo de circo con un corazón inmenso, se embarca en una peligrosa búsqueda para encontrarlo. En el camino se une a Miette (Judith Vittet), una niña huérfana astuta y valiente que lo ayuda a navegar este mundo de pesadilla. Juntos se enfrentan a Krank y su retorcida familia en un viaje lleno de simbolismo, peligros y momentos de extraña belleza.
Un elenco que da vida a un mundo surrealista
Ron Perlman, quien no hablaba francés en ese momento, interpreta a One con una inocencia y ternura que contrastan con su imponente físico. Su química con Judith Vittet, quien encarna a la pequeña Miette, es el alma de la película, y su relación es un recordatorio de la importancia de la conexión humana en un mundo desprovisto de calidez.
Daniel Emilfork, con su rostro cadavérico y voz susurrante, da vida a Krank como un villano trágico y grotesco, mientras que Dominique Pinon ofrece un giro surrealista con su múltiple interpretación de los clones, añadiendo un toque de humor a la historia. También destacan los mellizos interpretados por Geneviève Brunet y Odile Mallet, unas excéntricas ancianas siamesas con intenciones ocultas, que refuerzan la sensación de un mundo regido por la deformidad y lo absurdo.
Un despliegue visual inolvidable
Si hay algo que define a La ciudad de los niños perdidos es su estética. La fotografía de Darius Khondji, con su iluminación verdosa y sombras profundas, crea una atmósfera inquietante que recuerda a los grabados de Gustave Doré y el expresionismo alemán. Cada escenario es una obra de arte en sí misma: desde los muelles envueltos en bruma hasta la siniestra fortaleza flotante de Krank, todo contribuye a la sensación de estar atrapado en un cuento de hadas oscuro y mecánico.
El diseño de producción, influenciado por el steampunk y la imaginería circense, construye un mundo lleno de mecanismos oxidados, engranajes chirriantes y arquitecturas imposibles, donde lo gótico y lo industrial se funden en una estética única que luego inspiraría a directores como Guillermo del Toro y Terry Gilliam.
Un cuento de hadas para adultos
Aunque la película está protagonizada por niños, su tono es decididamente oscuro y filosófico. Al igual que en Delicatessen, Jeunet y Caro mezclan el humor negro con una profunda melancolía, explorando temas como la pérdida de la inocencia, el miedo a la vejez y la búsqueda desesperada de los sueños.
El simbolismo es constante: Krank, incapaz de soñar, es una metáfora del mundo adulto que ha perdido la capacidad de imaginar, mientras que One representa la pureza y la devoción inquebrantable, y Miette encarna la inteligencia y la supervivencia en un mundo cruel. La película nos plantea una pregunta inquietante: ¿qué nos convierte en humanos, nuestros recuerdos o nuestros sueños?
Curiosidades sobre La ciudad de los niños perdidos
- La película contó con un presupuesto considerable para el cine francés de la época, permitiendo la creación de efectos visuales innovadores.
- La estética steampunk y la detallada dirección de arte influyeron en numerosas producciones posteriores, incluyendo videojuegos como Bioshock.
- Ron Perlman aprendió fonéticamente sus líneas en francés, ya que no hablaba el idioma, lo que le dio a su personaje un aire aún más peculiar.
- Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro ya habían trabajado juntos en Delicatessen, y aunque esta película comparte muchos elementos visuales con su predecesora, tiene una escala mucho mayor.
- Dominique Pinon interpreta a seis clones idénticos, cada uno con pequeñas diferencias en su personalidad y vestimenta, un reto actoral que añade un toque de comedia macabra a la historia.
Un legado que sigue vivo
La ciudad de los niños perdidos no es una película convencional. Su ritmo pausado, su atmósfera opresiva y su humor retorcido pueden desconcertar a quienes buscan una historia tradicional. Pero para quienes se sumergen en su universo, ofrece una experiencia cinematográfica única, llena de detalles y simbolismos que la hacen digna de múltiples visionados.
Hoy en día, sigue siendo una obra de culto que demuestra cómo el cine puede ser una combinación de arte visual, narrativa poética y emociones profundas. Su mundo onírico y su estética impactante han influenciado no solo a directores de cine, sino también a diseñadores de videojuegos, ilustradores y artistas de múltiples disciplinas.
Si te gustan las historias que desafían los límites de la imaginación y las películas que parecen sacadas de un sueño extraño, La ciudad de los niños perdidos es una parada obligatoria en tu viaje cinematográfico.