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Santa Sangre (1989)

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7/10 - (1 voto)
🎞️ De culto
Póster de Santa sangre

Santa sangre

🎬 Año: 1989

⏱ Duración: 2h 3 min

🌍 País: México

🎥 Director: Alejandro Jodorowsky

📖 Guion: Alejandro Jodorowsky, Claudio Argento, Roberto Leoni

🎭 Género: Drama, Terror, Suspense

💰 Presupuesto: $787.000

💵 Taquilla: Desconocido

🎪 Santa Sangre (1989): Circo, cuchillos y terapia familiar que nunca pediste


🤹 Un circo de traumas

Ver Santa Sangre es como entrar a un circo ambulante a las tres de la mañana, cuando ya no queda algodón de azúcar y los payasos empiezan a llorar de verdad. Alejandro Jodorowsky no dirige películas, dirige rituales delirantes. Aquí mezcla religión, circo, mutilaciones y melodrama con la naturalidad con la que otros hacen una comedia romántica.

La historia gira en torno a Fénix, un niño que crece en un entorno donde lo raro es lo normal: un padre lanzador de cuchillos alcohólico, una madre fanática religiosa obsesionada con una virgen sin brazos y un circo lleno de personajes que parecen salidos de una pesadilla de Fellini. Lo sorprendente no es que el pobre acabe traumatizado, sino que haya logrado llegar a la adultez sin explotar antes.

Desde el principio, Jodorowsky deja claro que no piensa ahorrarnos nada: muertes de animales, infidelidades violentas, sectas religiosas absurdas… Todo en un tono que oscila entre la tragedia griega y la comedia macabra. Es como si Freud hubiera escrito un guion para Disney Channel… y lo hubieran filmado en el mismísimo infierno.


🩸 Una estética para perder la cabeza

El estilo visual de la película es una orgía de colores, símbolos y excesos. En una escena, un elefante muere de manera desgarradora mientras un ejército de payasos se descompone en lágrimas. En otra, la madre de Fénix se baña en lo que parece un jacuzzi de sangre sagrada. Y cuando crees que la cosa no puede ir más lejos, aparecen rituales religiosos dignos de un sketch de Monty Python, pero interpretados con una solemnidad que incomoda.

Lo más fascinante es cómo Jodorowsky consigue que todo parezca natural dentro de su lógica surrealista. El espectador queda atrapado entre el horror y la risa nerviosa, incapaz de decidir si está viendo un drama psicológico, una sátira religiosa o un slasher barroco.

Esto no es cine, es psicoanálisis con lentejuelas.


👩‍👦 Madre, sólo hay una

El corazón de la película es la relación enfermiza entre Fénix y su madre. Tras perder los brazos en un ataque de celos que podría ser la pesadilla de cualquier cirujano, la madre convierte a su hijo en sus nuevas extremidades. La imagen es inquietante y ridícula a la vez: un hombre adulto moviéndose detrás de su madre, obedeciéndola como un muñeco humano, realizando actos violentos bajo su control.

La metáfora no podría ser más clara. Aquí la maternidad no es refugio ni cuidado, es control absoluto. El hijo pierde su identidad y se convierte en un apéndice de la madre, una extensión de su voluntad. Es la dependencia llevada al extremo, el sueño húmedo de Freud convertido en pesadilla technicolor.

Y lo más perverso: Jodorowsky logra que la dinámica sea casi verosímil. Al final, uno se pregunta si Santa Sangre habla de Fénix… o de todas esas familias donde el amor se confunde peligrosamente con manipulación.


🎭 Actuaciones al borde del delirio

Axel Jodorowsky, hijo del director, interpreta a Fénix con una intensidad que parece salida de un exorcismo. Cada gesto es exagerado, cada mirada está cargada de una angustia que se desborda. Puede parecer excesivo, pero en un universo donde nada es moderado, su actuación encaja a la perfección.

Blanca Guerra, como la madre, domina cada escena como si estuviera poseída por todas las villanas de telenovela mexicana al mismo tiempo. Es hipnótica, aterradora y, a ratos, hasta cómica en su exceso. Uno no sabe si amarla u odiarla, y esa es justamente la fuerza de su personaje.

El resto del elenco funciona como un coro circense que alimenta la atmósfera de pesadilla: tatuadores melancólicos, enanos vengativos, payasos que parecen arrastrar siglos de tristeza. Nadie está de más. Todos refuerzan la sensación de que este universo no está gobernado por leyes racionales, sino por la lógica implacable del delirio.


🎡 Entre lo grotesco y lo sublime

Más allá de sus imágenes escandalosas, Santa Sangre es una meditación sobre el fanatismo, la represión y el trauma. No es casualidad que la religión aparezca representada a través de una virgen mutilada. No es casualidad que la madre, símbolo de devoción y sacrificio, sea en realidad un monstruo controlador. Y tampoco es casualidad que Fénix, en su intento de liberarse, termine prisionero de las mismas cadenas emocionales que lo arruinaron de niño.

El circo, con su mezcla de espectáculo y decadencia, funciona como metáfora del mundo de Fénix: un lugar donde todo es artificio, donde lo grotesco se presenta como normal, donde lo sagrado convive con lo ridículo. Es el escenario perfecto para representar la confusión entre amor y violencia, fe y fanatismo, vida y espectáculo.

Es cine que se disfruta como un mal sueño: no entiendes por qué estás ahí, pero no puedes apartar la mirada.


🎬 Curiosidades de camerino

El rodaje de Santa Sangre fue tan caótico como su historia. Jodorowsky incluyó a dos de sus hijos en el reparto, porque para él el cine siempre fue un asunto familiar… aunque eso significara pedirles que encarnaran a personajes traumatizados y violentos.

El guion lo coescribió Claudio Argento, hermano del mítico Dario Argento, lo que explica la mezcla de surrealismo con exceso sangriento. La película terminó siendo celebrada en festivales de cine fantástico, ganó premios en Europa y fue nominada a los Saturn Awards, consolidándose como uno de los títulos más extraños y venerados del cine de culto.

Se cuenta que algunas escenas fueron tan intensas que parte del equipo quedó marcado emocionalmente. Aunque claro, trabajar con Jodorowsky siempre fue un viaje entre la genialidad y la locura.


🌎 Recepción, influencias y legado

En su estreno, Santa Sangre desconcertó a críticos y espectadores. Algunos la tacharon de puro delirio sin sentido, otros la aplaudieron como una obra maestra incomprendida. Con el tiempo, se convirtió en una joya de culto que sigue generando debates y análisis, porque es imposible verla y quedarse indiferente.

Su huella se nota todavía hoy. Guillermo del Toro ha declarado que Jodorowsky le enseñó a “atreverse con lo imposible”. Nicolas Winding Refn (director de Drive y The Neon Demon) se confiesa devoto del cine jodorowskiano y Gaspar Noé prácticamente construyó su carrera sobre esa mezcla de exceso, misticismo y violencia. Santa Sangre fue, en muchos sentidos, un laboratorio donde todos estos elementos convivieron antes de saltar al mainstream arty.

Lo que para algunos fue “insoportable”, para otros se convirtió en brújula creativa. Esa es la definición de cine de culto.


🎟️ Epílogo circense

Santa Sangre no es sólo una película, es una experiencia. Una montaña rusa que mezcla horror y belleza, exceso y poesía, grotesco y sublime. No importa si sales pensando que has visto una obra maestra o un disparate absoluto: lo importante es que no podrás olvidarla.

Si buscas un pasatiempo ligero, mejor elige otra cosa. Pero si te atreves a entrar en este circo de cuchillos, vírgenes mutiladas y madres omnipresentes, prepárate. Jodorowsky no ofrece respuestas fáciles, sólo preguntas envueltas en un espectáculo tan desconcertante como inolvidable.

Y esa, quizá, es su mayor magia: lograr que el horror sea como un acto de fe… y que termines agradeciendo el boleto de entrada a este circo de pesadillas. 🎪

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