
Ôdishon (Audition)
⚠️ controversia: *Audition* es infame por su tramo final, en el que se muestra una prolongada escena de tortura con agujas y mutilación, generando incomodidad extrema.
🎬 Año: 2000
⏱ Duración: 1h 55 min
🌍 País: Japón
🎥 Director: Takashi Miike
📖 Novela: Ryû Murakami
🎭 Género: Drama, Terror, Misterio, Suspense
💰 Presupuesto: $250.000
💵 Taquilla: $362.963
Audition (1999): El amor como trampa, el deseo como castigo
Una película que te susurra… y luego grita
Ver Audition no es simplemente experimentar una película de terror. Es sentarte en una habitación aparentemente tranquila, con una música suave de fondo, mientras alguien te mira fijamente sin pestañear. Es una pesadilla que se disfraza de drama romántico y, cuando bajas la guardia, te clava una aguja en lo más profundo del estómago. Takashi Miike no dirige: disecciona. Toma los códigos del melodrama japonés y los revienta desde dentro, hasta que no queda más que trauma, silencio… y una sierra quirúrgica.
La historia: cuando el cortejo es una carnicería
Shigeharu Aoyama es un viudo de mediana edad que, tras años de duelo, decide seguir adelante con su vida amorosa. Animado por un amigo productor de televisión, organiza un casting falso para encontrar a la “mujer ideal”, ocultando su búsqueda detrás de la producción de una película que nunca existirá. Entre las candidatas aparece Asami Yamazaki, una joven misteriosa, dulce y aparentemente perfecta. Demasiado perfecta.
Lo que empieza como un reencuentro tierno con el amor pronto se convierte en una espiral de incomodidad y terror psicológico. Asami no es lo que parece. Y cuando la fantasía masculina se enfrenta con una realidad que no puede controlar, lo que se revela es una violencia ancestral, sorda, que no necesita grandes efectos para herirte. Solo una palabra repetida con dulzura: kiri kiri kiri…
Takashi Miike: maestro del desconcierto
Miike es un director inclasificable. Puede pasar del absurdo al horror más crudo sin pestañear. Con Audition, encontró un equilibrio tan inestable como brillante entre el cine de autor japonés y el extremismo visual. Al principio, parece que estamos viendo una historia clásica de redención emocional. Pero el tempo narrativo, frío y calculado, empieza a revelar grietas. La tensión crece en el silencio, en las ausencias, en esa bolsa sospechosa que se mueve en el apartamento de Asami. Y cuando todo estalla, es imposible apartar la mirada.
No hay en Audition un solo grito gratuito. Todo es acumulación, represión, evisceración emocional. Lo que duele no es solo lo que vemos, sino lo que intuimos. Esa es la crueldad más sofisticada de Miike: no necesita mostrarte el cuchillo… ya lo sientes antes de que aparezca.
Eihi Shiina: dulzura demente y belleza mortal
El personaje de Asami es uno de los más inquietantes del cine contemporáneo. Interpretada por Eihi Shiina, su rostro angelical se convierte en una máscara perfecta para la venganza más brutal. No es solo una villana ni una simple femme fatale: es la encarnación del trauma, de la humillación transformada en poder. Cuando Asami actúa, no lo hace con rabia: lo hace con precisión quirúrgica, casi con afecto. Y eso es lo que más escalofríos provoca.
La actuación de Ryo Ishibashi como Aoyama también es esencial. Su transformación de hombre afable a víctima paralizada es profundamente física y emocional. Su vulnerabilidad no es heroica. Es humana. Trágicamente humana.
¿Feminismo o sadismo? Una obra ambigua y afilada
Desde su estreno, Audition ha generado discusiones sobre su representación del género y el poder. Algunos la interpretan como una venganza feminista contra el patriarcado y la cosificación. Otros ven una advertencia misógina sobre el «peligro» de las mujeres misteriosas. Pero reducir la película a una sola lectura sería traicionarla. Es incómoda precisamente porque no ofrece respuestas.
Miike no moraliza. Observa. Y en esa observación nos obliga a enfrentarnos con la idea de que, a veces, el amor es una ilusión peligrosa, fabricada para justificar el control, la proyección y el deseo masculino. Cuando esa ilusión se rompe, solo queda el dolor. Literal y metafóricamente.
Curiosidades que (no) alivian la tensión
- La famosa escena del «kiri kiri kiri» fue tan intensa que provocó que muchas personas abandonaran las salas durante festivales. Incluso cineastas experimentados como John Landis confesaron haber quedado profundamente perturbados.
- Eihi Shiina no era actriz profesional al ser elegida: había sido modelo. Su mirada serena y distante fue clave para el efecto hipnótico del personaje.
- Takashi Miike asegura que Audition no es una película de terror, sino un drama romántico con elementos trágicos. Quizás la afirmación más perturbadora de todas.
- Quentin Tarantino la incluyó entre sus películas favoritas, y ha citado su influencia en varias de sus obras.
- El guion está basado en una novela de Ryū Murakami (autor de Tokyo Decadence), quien también se mueve en la frontera entre erotismo, violencia y nihilismo.
El legado: una herida que sigue abierta
Audition no ha envejecido. Si acaso, su sutileza es aún más efectiva en un panorama saturado de horror explícito. Sigue siendo un referente del J-Horror, pero va más allá del género. Es una película que habla de las máscaras sociales, del machismo cotidiano, de las violencias invisibles. Y lo hace sin discursos. Solo con tensión, sugerencia y un tercer acto tan perturbador como inolvidable.
La herida que deja no cicatriza rápido. Porque no se trata solo de miedo, sino de vergüenza. De esa incomodidad que sentimos al vernos reflejados, siquiera por un instante, en las decisiones del protagonista. Audition nos recuerda que las peores pesadillas a veces se visten de romance. Y que el verdadero horror no está en la sangre… sino en el silencio que la precede.